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Ejército salvadoreño asesina 6 sacerdotes jesuitas Tercera parte




Ejército salvadoreño asesina 6 sacerdotes jesuitas

Tercera parte

Cinco días antes del ofensiva, dice el coronel Helena Fuentes , “se capturó al hermano de Monseñor Gregorio Rosa Chávez, en la colonia Zacamil, y se detectó que andaba preparando la ofensiva, ya que él era jefe guerrillero y el FMLN había alquilado 79 casas cerca del cuartel San Carlos y como a las 8:15 de la noche comenzaron a salir de esas casas, donde tenían armas, uniformes y alimentos . “Antes del sábado 11, yo había invitado a unos 300 vecinos de la zona norte de San Salvador cercanos al cuartel San Carlos , para tomar café y pan y les dije harían un desfile de modas, con la ropa y los utensilios que usaban los guerrilleros para vigilar la zona y los soldados del cuartel San Carlos fueron disfrazados de limpiabotas; de futbolistas, de vendedores de paleta, de electricistas, de mendigos y de otras ocurrencias que utilizaba el FMLN para introducir a sus combatientes y por eso el cerco militar de protección al cuartel se logró desde la Universidad Nacional, la ex embajada americana, la calle a Mejicanos, hasta la Iglesia Don Rúa”.

Durante la ofensiva guerrillera, el gobierno ordenó que se cortara el servicio de agua potable en las colonias y barrios que ocupaba la guerrilla, para tratar de matarles la moral y la población civil tenía que padecer esa medida.





El comandante “Logan” - Dagoberto Gutiérrez, ahora analista político- que dirigió los ataques en Ciudad Delgado, nos habla de la maniobra militar que se hizo al volcán de San Salvador para ocupar la colonia Escalón, la colonia Campestre y el Hotel El Salvador Sheraton, donde la guerrilla capturó a varios marines norteamericanos y al mismo secretario General de la OEA, Joao Baena Soarez. Esa maniobra militar, dice Dagoberto Gutiérrez: “decidimos hacerla abandonando el área de manera escalonada, una parte se quedó en Ciudad Delgado y otra parte nos movimos a la colonia Escalón, ya que pensamos equivocadamente, que la Fuerza Aérea no atacaría a la población civil de Ciudad Delgado, pero 3 días después, la estaba bombardeando y masacrando. La Operación militar en la colonia Escalón duró un día y tuvo una repercusión mayor que los 11 días de combate en Cuidad Delgado, ya que por primera vez en la historia de este país, la gente pobre con las armas toca el cielo de la capital salvadoreño y la guerra fue llevada a los dormitorios de los ricos, a la salas y sus cocinas y esta fue la mayor aventura histórica que los pobres con el FMLN han hecho en este país , golpeando la cabeza y el corazón de la clase poderosa del país. Hay que aclarar que el enemigo militar, mientras estuvimos en la colonia Escalón, la Fuerza Armada no bombardeó el lugar y esta ocupación desorientó al ejército”.

Por su parte, un jefe militar, el Coronel Helena Fuentes, me comentó que en esa fecha, salió con una columna militar del Estado Mayor rumbo a la colonia San Benito y cerca del Hotel Presidente tomaron otra ruta y otra columna de soldados se dirigía a la Colonia Escalón, pero debido al nerviosismo de los soldados, provocó un enfrentamiento donde murieron varios militares ”.

Ejército ordena asesinar a 6 sacerdotes jesuitas




Mientras la ofensiva se intensificaba, el gobierno del presidente Cristiani ordenó una cadena de radio encabezada por la radio Cuscatlán, del ejército, y donde diariamente se pedía que se eliminara a los sacerdotes jesuitas, y la fuerza armada ordenó la censura en los periódicos y cada uno de ellos tenía un militar que no permitía fotografías y noticias que favorecieran al FMLN.

El sábado 11 se había iniciado la ofensiva militar y el día 16 de noviembre de 1989, a las 6 de la mañana, recibí una llamada telefónica de la radio YSKL donde trabajaba como Director de Prensa, igualmente  me llamó Don Cristóbal Iglesias, Director de Diario El Mundo donde trabajaba como fotoperiodista y me dijeron – “acaban de llamar y dicen que hubo un atentado contra el padre Ellacuría” - de inmediato, salí para la Universidad José Simeón Cañas, para confirmar esa noticia, pero lo hice con precaución, por los enfrentamientos armados y porque se me había informado, que el General Zepeda, Eugenio Acosta Rodríguez - Director de la radio Cuscatlán – y Mauricio Sandoval, del gobierno, habían mencionado en una reunión de medios de comunicación en el Estado Mayor, que se ordenaría mi captura, porque yo había querido “romper” la cadena de radio, lo cual era falso.

Al salir a las 6:00 am, el gobierno tenía “toque de queda” y me dirigí a la UCA y coloqué en mi vehículo una bandera blanca, debido a las “patrullas y tanquetas”de los soldados.

Llegué a la Universidad por el sector Sur y al final de la Avenida “Albert Einstein” , pregunté en una casa de los sacerdotes si era cierto el atentado del padre Ellacuría y el sujeto que me recibió, me remitió al dormitorio de los sacerdotes en la UCA , antes de llegar a la Torre Democracia me detuve, había gente del ejército, y ante mi estaban 4 cadáveres de los sacerdotes, entre ellos el padre Ellacuría, tirados en la grama y acribillados a balazos; dentro de la casa dormitorio se encontraban otros 2 cadáveres en cuartos separados, que también estaban acribillados a balazos y al salir bajé a una pequeña sala, donde estaba los cadáveres abrazados de 2 mujeres – madre e hija- que trabajaban con los sacerdotes, también acribillados a balazos.
De esta escena dantesca, tomé fotografías. Como espectador de los cadáveres, encontré al ex - Ministro de Trabajo, el pedecista Tadeo Bernal Lizama - recientemente fallecido - y mientras conversaba con él, un oficial militar nos dijo descaradamente: “retírense un poco, porque los terroristas del FMLN pueden regresar”. Esto explica la actitud del ejército cuando cerca de los cadáveres dejaron una bandera del FMLN y la cadena de radio del gobierno trató de confundir a la opinión pública, responsabilizando a la guerrilla de la masacre.

El asesinato de los 6 sacerdotes jesuitas y de las 2 mujeres en los terrenos de la UCA, provocó, que tácticamente el FMLN comenzara un retiro gradual de sus tropas guerrilleras de los distintos barrios y colonias de San Salvador, porque ya se sabía que el responsable era el “Batallón Atlacatl, dirigido por varios oficiales que recibieron la orden del Coronel Alfredo Benavides, Director de la Escuela Militar”. Los responsables de este crimen fueron condenados, pero liberados por una ley de Amnistía y la Comunidad Jesuita ha estado exigiendo que se castigue a los responsables intelectuales de esta masacre.

En el caso de los sacerdotes jesuitas, la falsa ley de Amnistía, fue declarada Inconstitucional y los militares de la “tandona responsables”, siguen huyendo por la orden de captura en contra de ellos.

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